Cierro
las ventanas al invierno
cuando
mis pies quiebran,
paso
a paso, las chispas de lluvia
que
van cayendo monótonas
sobre
el asfalto en una tarde
de
nubes blancas que se deslizan
al
trasluz de los cristales del agua.
Cierro
las ventanas
cuando
la lluvia va cambiando
el
color sobre mis árboles
y
así, poco a poco, va cayendo
el
día y resuena mi voz
en
el albor de las gotas del agua.
Cierro
despacio
porque la vida
se
vuelve apacible
mirando
las esporas de una flor
en
la blancura de una quimera de agua.