Tal vez, Octubre entre como el movimiento fuerte y
concéntrico en la entrada de la
cucharilla en la taza de café. Poco a poco, la fuerza de nuestra mano se va
suavizando y ese círculo en el líquido se hace débil y dependiendo de la forma
de azucararlo tendrá un gusto dulce o mentiroso.
Así entra el Otoño, hiriendo como un San Jorge e ir acabando
como las divinas palabras de ¨Hágase en
mi tu voluntad” como una aceptación al
cambio.
Octubre, quizás sea
la nostalgia del alma, la hoja caída (o un pelo menos en la cabeza), la tibieza
fría de una brisa, la sumisión del Verano a la Luna.
Se irá Octubre tal y como vino….como mes intermedio entre estaciones
y letargos.
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