Me gusta ver el rostro de un hombre manipulado por una
mujer.
Las facciones varoniles se degradan a payaso.
La bragueta de su pantalón se debilita en una mirada.
Sonrisas bobaliconas enternecen su cara.
El brillo de los ojos lo hacen bufón de corte.
La nariz se alarga quizás por falta de buen pene.
La espuma invisible que babea por la comisura de su boca.
Imperceptibles muecas de risa que lamia.
Los músculos de su brava cabeza se ablandan.
La mandíbula se descuelga como sábana por una ventana.
Pájaro debilitado ante la falsa máscara del deseo.
Si,
me gusta observar la cara de un hombre usado por una
mujer.
Me da, no se porque, que no te van mucho los hombres manipulados.
ResponderEliminarSabes Marina, no siempre, para un hombre, evitar la batalla es perderla.
Me gusta más tu poesia cuando, como esta, sabe a barro.
Me gustan tus opiniones y si,sabes que no me gustan los hombres manipulados ni que se dejen manipular. No escribo sobre batallas ni guerras...El barro se moldea y salen buenas obras. ...hasta un botijo.Un saludo,amigo Ramajo
ResponderEliminarMe estoy riendo todavía, que conste... Yo a esos los llamo pagafantas, por no usar otras palabras... Pero tu lo expresaste con arte y ¡Olé la ironía artística!
ResponderEliminarLuis,me encanta provocar una sonrisa. ....gracias por leerme....si hago la otra parte,te lo diré. .un beso
EliminarMejor que manipular al hombre es integrarse en él y él en ella, la simbiosis de los dos es la mayor creación de la humanidad, y considerase mutuamente con lo mejor de cada cual, de todas formas buen pensamiento, Trini, pues el rechazo al sometido no interesa a nadie, besos compañera.
ResponderEliminarGracias,Roberto por tu aportación
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