Como Cerbero guardián,
la inmundicia que lleva
al Infierno,
se silencia
en la tapa de la
alcantarilla.
En las cloacas,
se esconden las ratas,
acompañadas de sus
gusanos,
oyendo el zumbido de
moscas negras irisadas,
en la espera del letal
veneno del áspid.
Los bichos esperan,
las serpientes enhebran
sus colas,
como pastando mierdas en
el campo.
Hay tantas ratas,
como hombres.
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