¿Crees
que me callaré?
¿Crees
que no da miedo lo que estamos viviendo?
¿Crees
que esta calma chicha se debe a que en la barriga suenan las tripas?
¿Crees
que te lo puedes tomar como quieras?
¿Crees
que por falta de modestia,
envanecimiento
no
estás capacitado
para
resolver lo que el pueblo grita?
Al
final, ya sé que tu serás el dedo en el gatillo de mi ombligo en
tiempos de hambre.
Por
último, espérame en las montañas
guardando
lomos de aceros
en
camas de plumas de águila.
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