miércoles, 5 de febrero de 2014

Cuando el negro se hace dueño.

Cuando el negro se hace dueño de las horas,
cuando vuelvo al seno,
cuando sólo siento el cobijo amante,
solitario de la manta.


Cuando la calma de pensamientos
se convierten en torbellinos,
cuando aparecen imágenes
sin ser llamadas.


Cuando deseo hacerme interrogantes,
y,
cuando el huracán de mis respuestas,
me da bofetadas en la cara,
acude el amargo silencio.


Cuando deseo que el abandono
de mis recuerdos
se haga en mi presente,
que mi yo roto,
se recomponga
sin la cercanía
de mi propia zozobra.


Cuando abre el día, 
más tarde,
siempre queda,
la sonrisa mentirosa
en mis labios.














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