martes, 3 de septiembre de 2013

Mis viejos y mis santos

Tenía una buena silla
de buen respaldo,
cuatro patas.

Cada una de ellas
se ha ido desmoronando.
Una, se rompió hace años
Otra, se resquebraja
las otras se perfilan
como espárragos.
Sólo quedará el respaldo
que estará a ras del suelo,
 sin poder y con hastío.

Vivirá con Suplicio,
sentirá con Amargura
pedirá Milagros
pero estos no existen,
vivirá con la desgana.

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