En la redondez de tu panza
se guarda la incógnita de
tus andanzas.
Eres el juego escondido,
la curiosidad plena,
la orden no contenida,
el mando culto de tu
palabra
deseo de tus formas,
no eres llanto
solo risa,
quizás algún
estrangulamiento.
Tengo tu sabor en mi boca,
tu tacto en mi pecho,
esposas con llave en mi
cuerpo
y
me sorprendo.
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